Vieja despiojando a un niño

Vieja despiojando a un niñoHacia 1655-1660
 Óleo sobre lienzo, 
143,7 × 109,0 cm 
Bayerische Staatsgemälde- sammlungen, Alte Pinakothek, Múnich 
Parece plausible que esta obra deba asociarse al antiguo refrán español: “El niño con piojos, saludable y hermoso; niño sin ellos, endeble o enfermo”. Este tema es representado especialmente en la pintura holandesa, que Murillo pudo conocer en colecciones privadas sevillanas. 
Murillo sitúa de forma innovadora a los niños y su comportamiento infantil como centro de sus pinturas. Aunque las figuras aparecen acompañadas por elementos de naturaleza muerta, el acento recae sobre los personajes y su actividad, a lo cual contribuye la iluminación de la obra. En este caso la escena sucede en un hogar humilde, pero no de total carestía, como se aprecia por detalles como el cascabel del collar del perro o la lente en el corpiño de la anciana. 
En este caso han querido basarse en la obra pero modificando sus protagonistas: ahora son dos amigas que charlan mientras una peina a la otra. Este hecho de peinarse entre ellas les confiere intimidad, amistad y seguridad, algo que entre los adolescentes es imprescindible. De nuevo vemos como la tecnología y el mundo digital está presente por la presencia de una Tablet con una imagen. En la obra original aparece un perro; aquí aparece su imagen




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