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Niño riendo

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Niño riendo  Hacia 1670-1675 Óleo sobre lienzo, 52 × 38, 5 cm  National Gallery, Londres  Murillo dedicó particular atención a este tipo de personajes que, hasta ese momento, habían aparecido como secundarios en la pintura euro- pea y particularmente en el ámbito español. Dota a estas figuras anónimas de individualidad y protagonismo, elevando su dignidad al proveerlos de sentimientos propios y de la capacidad para exteriorizarlos: en este caso, la amplia y expresiva sonrisa que contrasta con la mísera indumentaria del muchacho.  La composición es de gran simplicidad. Sin embargo, el tratamiento de la luz, la posición corporal del niño -muy cercano al espectador- y la visión en perspectiva del alféizar, que separa sutilmente el exterior del interior en penumbra, crean, en tan escaso lienzo, un espacio particularmente profundo.  El retrato; el selfie; la exhibición de la persona…No hay nada que marque más a los adolescentes hoy día que la necesidad de ser vistos, de ser ident

La vieja y el niño.

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La vieja y el niño  Hacia 1665 
 Óleo sobre lienzo,  147 × 107 cms  National Trust Collections, Dyrham Park, The Blathwayt Collection, Gloucestershire  La obra puede entenderse como una escena picaresca, ya que aparecen los elementos típicos de este tipo de composiciones, como la interacción con la mirada y el gesto, el alimento como preocupación vital y la risa como detonante. Aunque también podría leerse en clave moralizante o satírica, interpretándola como una crítica a la avaricia al apartar la anciana el plato, de forma egoísta, para no compartirlo mientras el muchacho hace escarnio de su tacañería.  Puede adivinarse una tercera interpretación en la mofa del niño que ríe abiertamente mostrando su dentadura, ante la edad y el cruel paso del tiempo de la mujer que, desdentada y con la boca rehundida, no puede sino tomar un alimento blando, como unas gachas o una sopa.  Al igual que el el niño parece burlarse de la anciana, actualmente la burla entre compañeros parece s

Vieja despiojando a un niño

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Vieja despiojando a un niño 
 Hacia 1655-1660  Óleo sobre lienzo,  143,7 × 109,0 cm  Bayerische Staatsgemälde- sammlungen, Alte Pinakothek, Múnich  Parece plausible que esta obra deba asociarse al antiguo refrán español: “El niño con piojos, saludable y hermoso; niño sin ellos, endeble o enfermo”. Este tema es representado especialmente en la pintura holandesa, que Murillo pudo conocer en colecciones privadas sevillanas.  Murillo sitúa de forma innovadora a los niños y su comportamiento infantil como centro de sus pinturas. Aunque las figuras aparecen acompañadas por elementos de naturaleza muerta, el acento recae sobre los personajes y su actividad, a lo cual contribuye la iluminación de la obra. En este caso la escena sucede en un hogar humilde, pero no de total carestía, como se aprecia por detalles como el cascabel del collar del perro o la lente en el corpiño de la anciana.  En este caso han querido basarse en la obra pero modificando sus protagonistas: ahora son dos

Invitación al juego de la argolla

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Invitación al juego de la argolla 
 Hacia 1665-70  Óleo sobre lienzo,  165,2 × 110,5 cm  Dulwich Picture Gallery, Londres  El juego de la argolla, citado también en la literatura del Siglo de Oro, consistía en lanzar una bola e insertarla en una argolla clavada en la tierra. En este lienzo, un pícaro, cuyo rostro presenta un soberbio escorzo, tienta a otro al esparcimiento del juego, quizá con miras a apostar el pan que el segundo está devorando sin decoro alguno o, en cualquier caso, a compartirlo. Las connotaciones moralizantes de la obra se desprenden de la mala reputación que tenía el juego en esta época.  Este tipo de escenas callejeras, ya en vida del pintor, hacían las delicias de los comitentes norteuropeos, deseosos de poseer o de portar consigo el particular recuerdo de aquella ciudad de contrastes que fue la Sevilla del xvii.  De la misma forma que estos niños juegan a la argolla, los adolescentes hoy día participan en retos o “challenges” para así integrarse y f

Cuatro figuras en un escalón

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Cuatro figuras en un escalón  1655-1660 
 Óleo sobre lienzo,  109,9 × 143,5 cm  Kimbell Art Museum, Fort Worth  La búsqueda del significado de esta excepcional pintura ha generado hipótesis contradictorias: desde los que defienden que representa una simple familia que observa curiosa lo que sucede en la calle, hasta los que la relacionan con la práctica de la prostitución. En todo caso, la incisiva mirada de los dos jóvenes y de la anciana de enormes gafas, en un recurso habitual en el barroco, invitan descaradamente a participar al espectador.  La indumentaria más cuidada del joven y la del resto de personajes –a excepción del llamativo roto del pantalón del niño dormido– evidencian una cierta posición, si no social sí al menos económica. Murillo reutiliza modelos anteriores, como el muchacho sonriente con sombrero, muy posiblemente el mismo que protagoniza  El joven gallero . La intención de los alumnos ha sido representarse como observadores; De la misma forma que se mues

Niños jugando a los dados

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Dos de los chiquillos juegan a los dados en posturas encontradas mientras que un tercero come una fruta mientras que un perro le mira. Se supone que se trata de vendedores de fruta o aguadores debido a la presencia en primer plano de una canasta con fruta y una vasija de cerámica, jugando las escasas monedas conseguidas, realizados todos los detalles con una impronta claramente naturalista. Los gestos de los muchachos están perfectamente caracterizados, especialmente el que echa los dados cuyo rostro está parcialmente iluminado por la rica y dorada luz. Una línea diagonal une las tres cabezas de los muchachos mientras que alrededor del centro de atención -los dados- Murillo ha creado un círculo donde se integran gestos y actitudes. Como viene siendo habitual en las obras de la década de 1670, el pintor sevillano introduce una atmósfera vaporosa creada por las luces cálidas y la armonía cromática de pardos, blancos, grises y ocres, obteniendo un resultado de gran calidad y belleza prot

Desarrollo de las sesiones Profundiza 2019

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Un primer paso fue saber más sobre la época en la que vivió Murillo, así como investigar su vida. Los alumnos trabajaron durante las primeras sesiones en estos temas divididos en dos grupo de trabajo (uno para la biografía y otro para el contexto histórico). De estas investigaciones surgieron unas conclusiones que luego pusimos en común para ir entrando de lleno en la obra pictórica de Murillo. En este punto los alumnos fueron descubriendo las principales obras del pintor, y otras no tan conocidas, y a través de ellas fueron conociendo  la pintura barroca sevillana, sus técnicas, sus iconografías, sus motivaciones, sus intereses…; siempre centrándonos en Murillo pero viendo y comparando con otros artistas de la época. Al llegar a la llamada “pintura de género” y familiarizarse con esta denominación, los alumnos fueron descubriendo que hay temas, tópicos o situaciones que trascienden el tiempo, y que al igual que Murillo pintó la juventud alegre sevillana, hoy día esa misma juventu

Buscando a Murillo

En el año es que miles de personas han viajado al pasado a través de las obras del genial pintor Bartolomé Esteban Murillo y se han impregnado de la esencia, la mentalidad y el alma de la Andalucía del Barroco, nuestros alumnos han querido buscar la misma inspiración que Murillo encontró en su gente en las vidas cotidianas de aquellos que nos rodena hoy en día.  Los alumnos  están cursando este año 3º de ESO, así que durante el curso pasado tuvieron un primer acercamiento a la obra de Murillo, resultándoles fascinante. Así que este curso, y como actividad enriquecedora decidimos dar un paso más: entrar de lleno en la obra de Murillo (técnicas, iconografías, interpretaciones, composiciones, motivaciones) y buscar evidencias de que aquello que inspiró y pintó el genial artista son temas universales y atemporales. Porque la genialidad y el talento no tienen pasado, solo presente y futuro…